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ARQUITECTO ¿INVERSIONO GASTO?
Por el Dr. Sebastián Raúl Casal
Las personas desconocen las complicaciones que generan todo el proceso previo y de ejecución propiamente dicho en la construcción de un edificio, e ignoran la amplia responsabilidad profesional que detenta el profesional ligado a la construcción y el extenso plazo de su vigencia. Algunas nociones vertimos en un anterior boletín. Las dificultades no están limitadas a la construcción sino que se confabulan un cúmulo de reglamentaciones edilicias, limitaciones en el Código de Edificación, contradictorias ordenanzas municipales, indexación legislativa provincial de cumplimiento obligatorio en el ámbito municipal, alternativas de diseño, problemas con albañiles, contratos con los diferentes oficios, modificaciones sorpresivas en los costos de materiales, presupuestos, etc.
El arquitecto es el profesional que tiene la formación, entrenamiento, experiencia e imaginación necesarios para guiar al comitente durante todo el proceso de diseño y construcción, desde colaborar para ayudarlo a definir qué es lo que necesita construir hasta la manera de obtener el máximo provecho para su inversión.
Conduciendo a contratistas y proveedores, los arquitectos hacen posible que el proceso culmine en un proyecto bien ejecutado, que cumpla con las expectativas del comitente y que encuadre dentro de los costos y tiempos previstos.
Los honorarios por los servicios que brinda el arquitecto deben ser considerados como una sensata inversión y no como un costo adicional al del proyecto, entre otras, por las siguientes razones:
a) Un proyecto bien concebido puede ser construido de forma más eficiente y económica, evitando o minimizando improvisaciones, sorpresas e imprevistos que originan costos adicionales y prolongan innecesariamente el lapso de construcción.
b) El arquitecto produce planos y especificaciones seleccionando materiales y terminaciones, en función de su calidad, belleza, durabilidad y costo. Estos planos y especificaciones no solo sirven para construir la obra, sino que son imprescindibles para obtener propuestas serias y confiables de contratistas y proveedores.
c) Un buen diseño y la buena construcción siempre aportan un valor agregado: mayor valor inmobiliario a una propiedad y en ciertos casos más clientes para un comercio o mayor productividad en los lugares de trabajo.
El arquitecto puede prever cosas que probablemente el comitente no tendría en cuenta y ejecutar otras que aquel no sabría como encarar, como por ejemplo programar etapas, advertir a tiempo posibles problemas vinculados con la normativa oficial, coordinar la labor de especialistas en proyectos complejos, recomendar contratistas y proveedores competentes, asesorarlo para que suscriba contratos equitativos y ejercer controles para que la construcción se lleve a cabo de acuerdo con los planos, las especificaciones, los montos y los plazos previstos.